Mi amiga la fibromialgia

testimonio fibromialgia

Bueno, paso a contarles un poco sobre mí. A mis 61 años soy felizmente esposa, madre y abuela.

Hace 16 años, me diagnosticaron la Fibromialgia, a quien no conocía y desde ese entonces hemos sido “amigas”.😁

Llegó a mi vida queriendo ser parte de ella, le dije: “bien querida, si quieres vivir conmigo, tú seguirás mis reglas, y yo no seguiré las tuyas”. 😉

Así las cosas, pasan días, donde ni la siento, donde la ignoro y cuando quiere llamar la atención, pues me “toca a la puerta” algo molesta 😒


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Por sugerencia del reumatólogo que me la diagnosticó, entonces estuve haciendo yoga, pilates y taichi, duré así 8 años. Toda una maravilla! Me ayudó muchísimo para manejar los dolores.

Durante dos años seguidos, estuve haciendo hidroterapia en piscina climatizada y fue también fabuloso! Muchísimo menos dolor y por lo tanto yo, más contenta.

Así las cosas, he descubierto con los años, que haciendo las cosas que me causan placer, felicidad, bienestar, la fibromialgia a pesar de estar ahí, muchas veces pasa desapercibida para mí y cuando esto sucede, pues me siento muy feliz; así el no “sentirla” sea sólo cuestión de unos pocos días.

Es tan importante conocer poco a poco nuestra enfermedad.


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Yo por ejemplo, estoy segura que antes de que me fuera diagnosticada, hace 16 años, ella venía armando “su nidito” en mí, desde tiempo atrás.

Creería yo, que se empezó a manifestar desde los 34 años, con una sutileza, que hágame el favor!

Trabajaba fuera de la ciudad de lunes a viernes y estudiaba en la noche, así que este ritmo me cansaba. Los fines de semana, me demandaba en los quehaceres de la casa, así que me agarraban unos dolores en el cuerpo en general, que uf! yo sólo quería dormir en las tardes.

Una tarde de sábado que baje a la piscina de donde vivo, era tal el cansancio que tenía, que me quedé profundamente dormida y cuando desperté , no sentía los dolores, estaba como nueva. Fue ahí donde descubrí, que tirarme a recibir el sol así fuera una hora, aliviaba mis dolores tremendamente.

Años después cuando fui diagnosticada, le comenté al reumatólogo sobre lo que había descubierto en cuanto al bienestar que me brindaba recibir el sol suave sobre mí cuerpo, el me dijo: “pues señora, déjeme decirle que es una de las mejores terapias que existen para la fibromialgia, no tendré necesidad de enviarla a hacer terapias de frío y calor “.

Luz Stella – Cali, colombia 


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